En una entrevista, defendió su posición ideológica y afirmó que, aunque existan diferencias profundas, primará el diálogo entre países. En una frase que ya está dando la vuelta al continente, la candidata presidencial chilena Jeannette Jara lanzó un desafío directo al presidente argentino Javier Milei: “Aquí va a tener que hablar con esta zurda de mierda”, afirmó con tono firme y sin filtro. La declaración se enmarca en una entrevista publicada este domingo por El País, donde Jara abordó temas de política exterior, seguridad, gobernabilidad y su visión de un eventual mandato. El comentario, que mezcla provocación con determinación política, fue rápidamente recogido por diversos medios, entre ellos Radio BioBio, que destacó el contraste entre el discurso frontal de la candidata y la retórica liberal de Milei. Lejos de retractarse, Jara matizó que sus palabras buscan recalcar la importancia del diálogo diplomático más allá de las diferencias ideológicas. “Si él quiere a su país como yo quiero al mío, y somos vecinos, vamos a tener que mantener el diálogo diplomático que corresponda”, dijo. Con 51 años y una larga trayectoria en la izquierda chilena, Jara es hoy la carta única del oficialismo de centroizquierda, apoyada por el Frente Amplio, el Partido Comunista y el Socialismo Democrático. Desde hace meses viene marcando una línea discursiva que combina convicciones ideológicas con pragmatismo, en un intento por capturar al votante moderado que se ha desencantado de los extremos. En la misma entrevista, la exministra del Trabajo dejó claro que su propuesta no busca refundar el país ni embarcarse en revoluciones, sino más bien fortalecer el Estado, mejorar la seguridad y promover un crecimiento con cohesión social. A pesar de su militancia en el Partido Comunista desde los 14 años, afirmó que no se dejará dictar el programa de gobierno por ningún sector. Respecto a las relaciones internacionales, Jara fue categórica: mantendría vínculos con Milei o incluso con Trump si ello beneficia a los pueblos. “Las relaciones exteriores no se gobiernan con simpatías ideológicas, sino con sentido de Estado”, expresó. El uso de una expresión tan provocadora como “zurda de mierda” no fue casual. Alude directamente al desprecio que figuras como Milei han manifestado hacia la izquierda latinoamericana. Jara toma ese insulto, lo resignifica, lo abraza, y lo lanza de vuelta como un acto de empoderamiento político y cultural.
La decisión generó divisiones internas y llevó al diputado Alberto Undurraga a presentar su renuncia, advirtiendo una pérdida de identidad ideológica. En una jornada decisiva y marcada por fuertes tensiones internas, la Democracia Cristiana (DC) acordó este sábado 26 de julio respaldar la candidatura presidencial de Jeannette Jara, militante del Partido Comunista y actual abanderada del bloque oficialista Unidad para Chile. La determinación fue adoptada durante la Junta Nacional del partido, con una votación mixta (presencial y en línea), que arrojó un 63 % de respaldo a la propuesta. La resolución incluye, además, la participación de la DC en una lista parlamentaria única junto a los partidos del oficialismo, con miras a las elecciones presidenciales y legislativas de noviembre próximo. El resultado no dejó a nadie indiferente. Uno de los efectos inmediatos fue la renuncia del presidente del partido, el diputado Alberto Undurraga, quien había advertido que dejaría el cargo si se optaba por respaldar a una candidatura “ideológicamente lejana” a los principios del humanismo cristiano. Cumpliendo su palabra, Undurraga oficializó su salida tras conocerse los resultados. “Lo correcto y lo ético es dar un paso al costado”, expresó Undurraga, quien sostuvo que la decisión mayoritaria implica una transformación profunda del rumbo del partido, que a su juicio “ ya no representa su tradición histórica ni su esencia doctrinaria”. Ante la renuncia de Undurraga, asumió de forma interina la presidencia el senador Francisco Huenchumilla, quien hasta ese momento se desempeñaba como primer vicepresidente de la colectividad. Huenchumilla es uno de los principales impulsores del apoyo a Jeannette Jara y defensor del ingreso formal de la DC al bloque de gobierno. Reacciones divididas La votación fue reflejo de un prolongado debate interno. Mientras sectores encabezados por Huenchumilla, la senadora Yasna Provoste y el diputado Eric Aedo planteaban la necesidad de “unidad programática” con el gobierno para asegurar viabilidad electoral, figuras históricas del partido como Ignacio y Matías Walker, Juan Carlos Latorre y Carmen Frei, alertaban sobre los riesgos de diluir la identidad demócrata cristiana. Incluso en la antesala de la Junta Nacional, el senador Iván Flores calificó como un “chantaje político” la advertencia de Undurraga de renunciar, tensionando aún más el clima interno. Finalmente, la mayoría optó por el pragmatismo electoral, aunque el costo político es evidente. Jeannette Jara, la carta de la izquierda Jeannette Jara, exministra del Trabajo durante el actual gobierno, fue electa en primarias como la candidata presidencial de la coalición Unidad para Chile, tras vencer con más del 60 % de los votos. Su figura ha crecido en las encuestas tras su rol en la implementación de reformas clave, como la reducción de la jornada laboral a 40 horas y el proyecto de reforma previsional. Su candidatura busca representar un proyecto de transformación social desde la institucionalidad, y ha logrado articular apoyos que van desde el Frente Amplio hasta sectores del Partido Socialista. Ahora, con la adhesión de la DC, su base de respaldo se amplía significativamente, aunque también polariza el mapa político de la centroizquierda. La DC en la encrucijada El partido fundado en 1957 atraviesa una de las crisis más significativas de su historia reciente. La pérdida de representación parlamentaria, la desafección de militantes y su ambigua relación con el gobierno han puesto a la falange en un terreno frágil. El respaldo a Jara representa una apuesta por la reintegración al oficialismo, pero también abre heridas internas que podrían seguir profundizándose. Por ahora, la DC ha tomado una decisión que no solo reconfigura su estrategia electoral, sino también su identidad política. El tiempo dirá si esta jugada será una renovación efectiva o el inicio de una fractura aún mayor en uno de los partidos históricos de la democracia chilena.
En una entrevista, defendió su posición ideológica y afirmó que, aunque existan diferencias profundas, primará el diálogo entre países. En una frase que ya está dando la vuelta al continente, la candidata presidencial chilena Jeannette Jara lanzó un desafío directo al presidente argentino Javier Milei: “Aquí va a tener que hablar con esta zurda de mierda”, afirmó con tono firme y sin filtro. La declaración se enmarca en una entrevista publicada este domingo por El País, donde Jara abordó temas de política exterior, seguridad, gobernabilidad y su visión de un eventual mandato. El comentario, que mezcla provocación con determinación política, fue rápidamente recogido por diversos medios, entre ellos Radio BioBio, que destacó el contraste entre el discurso frontal de la candidata y la retórica liberal de Milei. Lejos de retractarse, Jara matizó que sus palabras buscan recalcar la importancia del diálogo diplomático más allá de las diferencias ideológicas. “Si él quiere a su país como yo quiero al mío, y somos vecinos, vamos a tener que mantener el diálogo diplomático que corresponda”, dijo. Con 51 años y una larga trayectoria en la izquierda chilena, Jara es hoy la carta única del oficialismo de centroizquierda, apoyada por el Frente Amplio, el Partido Comunista y el Socialismo Democrático. Desde hace meses viene marcando una línea discursiva que combina convicciones ideológicas con pragmatismo, en un intento por capturar al votante moderado que se ha desencantado de los extremos. En la misma entrevista, la exministra del Trabajo dejó claro que su propuesta no busca refundar el país ni embarcarse en revoluciones, sino más bien fortalecer el Estado, mejorar la seguridad y promover un crecimiento con cohesión social. A pesar de su militancia en el Partido Comunista desde los 14 años, afirmó que no se dejará dictar el programa de gobierno por ningún sector. Respecto a las relaciones internacionales, Jara fue categórica: mantendría vínculos con Milei o incluso con Trump si ello beneficia a los pueblos. “Las relaciones exteriores no se gobiernan con simpatías ideológicas, sino con sentido de Estado”, expresó. El uso de una expresión tan provocadora como “zurda de mierda” no fue casual. Alude directamente al desprecio que figuras como Milei han manifestado hacia la izquierda latinoamericana. Jara toma ese insulto, lo resignifica, lo abraza, y lo lanza de vuelta como un acto de empoderamiento político y cultural.
La decisión generó divisiones internas y llevó al diputado Alberto Undurraga a presentar su renuncia, advirtiendo una pérdida de identidad ideológica. En una jornada decisiva y marcada por fuertes tensiones internas, la Democracia Cristiana (DC) acordó este sábado 26 de julio respaldar la candidatura presidencial de Jeannette Jara, militante del Partido Comunista y actual abanderada del bloque oficialista Unidad para Chile. La determinación fue adoptada durante la Junta Nacional del partido, con una votación mixta (presencial y en línea), que arrojó un 63 % de respaldo a la propuesta. La resolución incluye, además, la participación de la DC en una lista parlamentaria única junto a los partidos del oficialismo, con miras a las elecciones presidenciales y legislativas de noviembre próximo. El resultado no dejó a nadie indiferente. Uno de los efectos inmediatos fue la renuncia del presidente del partido, el diputado Alberto Undurraga, quien había advertido que dejaría el cargo si se optaba por respaldar a una candidatura “ideológicamente lejana” a los principios del humanismo cristiano. Cumpliendo su palabra, Undurraga oficializó su salida tras conocerse los resultados. “Lo correcto y lo ético es dar un paso al costado”, expresó Undurraga, quien sostuvo que la decisión mayoritaria implica una transformación profunda del rumbo del partido, que a su juicio “ ya no representa su tradición histórica ni su esencia doctrinaria”. Ante la renuncia de Undurraga, asumió de forma interina la presidencia el senador Francisco Huenchumilla, quien hasta ese momento se desempeñaba como primer vicepresidente de la colectividad. Huenchumilla es uno de los principales impulsores del apoyo a Jeannette Jara y defensor del ingreso formal de la DC al bloque de gobierno. Reacciones divididas La votación fue reflejo de un prolongado debate interno. Mientras sectores encabezados por Huenchumilla, la senadora Yasna Provoste y el diputado Eric Aedo planteaban la necesidad de “unidad programática” con el gobierno para asegurar viabilidad electoral, figuras históricas del partido como Ignacio y Matías Walker, Juan Carlos Latorre y Carmen Frei, alertaban sobre los riesgos de diluir la identidad demócrata cristiana. Incluso en la antesala de la Junta Nacional, el senador Iván Flores calificó como un “chantaje político” la advertencia de Undurraga de renunciar, tensionando aún más el clima interno. Finalmente, la mayoría optó por el pragmatismo electoral, aunque el costo político es evidente. Jeannette Jara, la carta de la izquierda Jeannette Jara, exministra del Trabajo durante el actual gobierno, fue electa en primarias como la candidata presidencial de la coalición Unidad para Chile, tras vencer con más del 60 % de los votos. Su figura ha crecido en las encuestas tras su rol en la implementación de reformas clave, como la reducción de la jornada laboral a 40 horas y el proyecto de reforma previsional. Su candidatura busca representar un proyecto de transformación social desde la institucionalidad, y ha logrado articular apoyos que van desde el Frente Amplio hasta sectores del Partido Socialista. Ahora, con la adhesión de la DC, su base de respaldo se amplía significativamente, aunque también polariza el mapa político de la centroizquierda. La DC en la encrucijada El partido fundado en 1957 atraviesa una de las crisis más significativas de su historia reciente. La pérdida de representación parlamentaria, la desafección de militantes y su ambigua relación con el gobierno han puesto a la falange en un terreno frágil. El respaldo a Jara representa una apuesta por la reintegración al oficialismo, pero también abre heridas internas que podrían seguir profundizándose. Por ahora, la DC ha tomado una decisión que no solo reconfigura su estrategia electoral, sino también su identidad política. El tiempo dirá si esta jugada será una renovación efectiva o el inicio de una fractura aún mayor en uno de los partidos históricos de la democracia chilena.