Estudiantes de tercer año de la Carrera de Arquitectura de la Universidad del Desarrollo en Concepción, Chile, viajaron en el 2019 al poblado de San Juan en la isla Chiloé para construir el Mirador Piuche, un proyecto en el cual los alumnos se enfrentaron a las realidades de los procesos constructivos –experimentando problemáticas asociadas a las adversidades climáticas y el cansancio físico-, trabajando en comunidad e interpretando el territorio, los materiales y los oficios locales para materializar una obra a escala real. Esta actividad, que comenzó con una hoja en blanco y culminó con una idea construida, se traduce como un primer acercamiento de los estudiantes con el desarrollo de un proyecto arquitectónico. Piuche se emplaza de manera vertical en un borde costero al sur del pueblo, dialogando con los elementos naturales, los cerros, el cielo y el agua.

Este es el segundo año consecutivo que la universidad aborda una actividad de práctica constructiva en Chiloé junto con los estudiantes de arquitectura de la Universidad. Durante el 2018 se construyó en el archipiélago la Obra 1: Mirador Coquihuil, un proyecto que interpretaba los elementos construidos en el pueblo de San Juan -el cementerio, los astilleros, la iglesia y la plaza- para dar forma a un elemento arquitectónico destinado a los habitantes de la comunidad.

San Juan, Chiloé como aula abierta

La Escuela SurSur, en la búsqueda de lo remoto, propone San Juan como un “aula abierta” durante 3 años, que entrega conocimiento a través de la sabiduría del Maestro de Ribera, pero también establece un vínculo con la comunidad. Esta inmersión real permite al estudiante salir del aula convencional y aplicar los conocimientos adquiridos durante la carrera, pero siendo informado por la realidad.

En el Aula Abierta al inicio el profesor pasa a ser el Maestro de Ribera, el lápiz pasa a ser la motosierra, y el papel pasa a ser la madera. La evaluación ya no es sobre lo que podría ser, la evaluación es sobre lo que es. De esta manera, se construye un diálogo entre Concepción y San Juan, lo teórico y lo real, lo aprendido y lo que queda por aprender, el estudiante y un otro, la comunidad.

Valor para la comunidad

Con nostalgia, don Armando, un conocido historiador de San Juan, nos relata lo que fue este pueblo y cómo ha cambiado con el paso de los años. Sus palabras acompañan el día a día, e historia por historia nos acerca más a su comunidad.

“Somos una comunidad que siempre trabajamos el uno para el otro. Antes, no necesitábamos la plata, para qué si lo teníamos todo, si yo necesitaba un trabajo, venían 30 de mis vecinos y me ayudaban a hacer el trabajo, y en un día tenía todo (…) Hoy día no tenemos casi nada…” 

Sin duda con sus relatos se nos hace más claro el comprender qué estamos haciendo en San Juan. Vamos poco a poco haciéndonos responsables del significado que nuestra intervención será para los 1.000 habitantes de San Juan.

Cuando nos vamos de San Juan, la mayoría nos vamos con algo distinto. Con una sensación de la responsabilidad que tenemos como arquitectos, del significado de establecer relaciones humanas que trascienden lo académico y lo disciplinar. Una sonrisa, nuestra o de ellos, un “gracias”, nuestro o de ellos, te das cuenta de que lo que se hizo, significó.